ÉCHAMELA QUE TE LA ECHO

¿Qué quiero hoy? ¿Cómo voy a invertir hoy mi tiempo? En realidad, esta es la única pregunta que debería importarnos cada día. Cada día es una oportunidad y cada cual es el arquitecto de su propia existencia. No somos conscientes de nuestras propias fortalezas, de lo complementario que supone lo que nos incompleta como personas. De lo satisfactorio de reconocerse y de iniciarse en el desarrollo de nuestra propia voluntad.

Una de las cosas que siempre me hacen reflexionar es cuando puedo ver que alguien está viviendo la vida de otros. Esto se manifiesta típicamente en lo que se estudia, en lo que se trabaja, o en lo que se quiere o no a los demás, y a quién se quiere. Pero también, en cosas más anecdóticas que tienen su peso como si vives más cerca o más lejos de casa de tus padres, en el estilo de ropa o, si uno se comporta de manera cívica o no. Si esto se alinea con que uno tenga la certeza y la sensación de estar haciendo lo correcto perfecto, pero, no siempre es así. 

He visto a muchas personas con situaciones muy difíciles, abusos, engaños, autoboicoteados. Otras tantas, en mayor orden, con problemas menos profundos, pero que sufrían profundamente. En todos los casos, además de intentar ayudar, es preciso detectar una luz, una chispa en los ojos de las personas.  No creo que esto que venga recogido en ningún manual que haya leído, pero si te gusta mantener conversaciones profundas con amigos, seguro que sabes de lo que estoy hablando.

Esa chispa quiere decir sí, quiero cambiar. Quiero dejar eso atrás. Quiero de verdad mejorar. Aún no sé ni cómo ni de qué manera, pero realmente lo deseo y sé qué puedo lograrlo. En mi opinión, no es la gravedad del problema sino esa lucecita la que mejor predice el éxito de lo que estamos haciendo. Lo que te haya sucedido en el pasado no determina tu futuro. Lo repetiré de nuevo, lo que te haya sucedido, por terrible que sea, no te fuerza solo a seguir un camino. Por supuesto que algunas personas han gozado de caminos más fáciles que otras, habrán sido menores sus obstáculos. Sea como fuere, tienes que hacer un camino que solo puedas recorrer tú.

Teniendo todo esto en cuenta. Entendiendo que nunca es tarde para ser la persona que eres. ¿Qué quieres hacer ahora? Échamela que te la echo.