SEVILLA AL DIVÁN

NO MÁS QUÍMICA, PRACTICA LA VIDA

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Juanlu

Serotonina, dopamina, benzodiacepinas, química y más química para una sociedad que, en su deseo de evolucionar y desarrollarse, ha llegado a creer que la mejor forma de adaptarse a la vida es anes

tesiarse emocionalmente además de inhibir su capacidad para pensar y anticipar. Pero ¿qué nos pasa? ¿Dónde y cuándo nos hemos perdido?, ¿Somos tan torpes que queremos anular unode los recursos más poderosos con los que cuenta el ser humano y cualquier ser vivo?, ¿De

verdad queremos destruir nuestra capacidad para SENTIR?


Las investigaciones médicas y farmacéuticas se han encargado de facilitar nuestra salud hasta llegar a los niveles de longevidad y calidad de vida que tenemos hoy día, pero también nos han hecho creer que todo lo que nos ocurre o acontece en nuestro cuerpo o mente es una enfermedad, llegando a hacer de muchas personas dependientes crónico o unos memos emocionales. Es cierto, aunque os suene duro, pero muchas personas no saben ni quieren sentir. Han llegado a la conclusión, que las emociones en sus manifestaciones físicas, incómodas o desagradables son malignas y hay que eliminarlas a toda costa. Muchos médicos, en su afán de curar, dejan de escuchar buscando el alivio inmediato del paciente pero sin llegar a pensar las consecuencias que se derivan de su decisión y falta de recursos, más que su falta de profesionalidad o celo curativo.


Pero ¿qué curamos? Un desamor, una falta de confianza, un miedo a morir, un miedo a subir a un ascensor, un miedo que un corazón lata más deprisa de lo normal, un miedo irracional a la posibilidad de sufrir un cáncer, un enfado porque alguien no acepte tu punto de vista, un conflicto entre un padre y un hijo, una frustración por un resultado académico negativo, un miedo a la posibilidad de no conseguir un trabajo, miedo a dormir solo, unos celos entre hermanos, una falta de motivación por el estudio, etc.. ¿Todo esto se cura con un alprazolam? ¿Tara todo esto lo mejor es prescribir un Prozac? ¿“La droga de la felicidad”?. Así la llaman, Droga. Así queremos que funcione. Que nos anule y nos haga huir de una realidad que nos contraria, nos desagrada o nos confunde a veces. Eso es lo que conseguimos con su prescripción y uso indiscriminado: entrar en una dependencia inútil e infructífera, una dependencia que nos debilita y nos lleva a un sufrimiento desmedido y perturbador, ya que cuando la medicina no soluciona todo esto, entonces qué, ¿qué nos queda? Para muchos nada, pues acaban derrotados y hundidos en una mayor depresión, desesperación y estado de pánico.


Pero sabéis, hay opciones. Alternativas tan válidas y validadas científicamente como las científicamente validadas por la medicina. Y al igual que cualquier disciplina científica, también tiene sus debilidades y no es infalible en todos los casos. Como también dependerá de que él que la ejerza deje su celo profesional y escuche, observe y busque la comprensión del sujeto que tiene delante, de su historia. Saber escuchar, empatizar y ser capaz de identificar su verdadera necesidad. La Psicología da explicaciones y soluciones capaces de ayudar a una persona a afrontar sus dificultades emocionales, personales, sociales y académicas consiguiendo una mayor adaptación e integración a su vida, duradera y sólida, donde la persona aprende a SENTIR, a saber cómo funciona su cerebro y su cuerpo en una necesidad constante de supervivencia. Y, como cualquier aprendizaje nuevo, requiere trabajo, constancia, motivación, experimentación, compromiso, comprensión y sobre todo deseo de vivir, encontrando en la experiencia de vida la mayor de las reparaciones, pues en ella, es dónde crecemos, donde aprendemos a comprender cómo sentimos y porqué, además de cómo resolver y solucionar nuestras preocupaciones siendo cada vez más resilientes.


Practicar la vida en todos sus estados y formas es lo que le da sentido. Apreciarla tal como viene sin juzgarla, llegando a evolucionar desde la incomodidad y lo desagradable a la habituación y su adaptación. Y como cualquier disciplina practicada con seriedad, humildad y poniendo en el centro al ser humano que tenemos delante, sabe hacer uso de las demás disciplinas para buscar un fin común, el bienestar psicológico, físico y social del individuo. No peleamos, ni competimos, solo decimos: ya está bien de contemplar la vida como algo duro y enfermizo, como algo intransformable y estático o como algo que solo puede estar regido por un destino incierto y malvado. Ya está bien de hacer uso de unos fármacos útiles para casos muy concreto y no como aplicación general de todo.



Prozac


Comprendamos que las emociones son positivas. El miedo, la tristeza, la alegría, el enfado, son respuesta de nuestro cerebro a situaciones que se producen en nuestro desarrollo diario. Cada día estamos expuestos a miles de situaciones, tan cambiantes, que en décimas de segundos podemos estar inmersos en hechos tan opuestos que nos generan confusión e impactos, pero no enfermedades. Sepamos que cada emoción o sentimiento provoca una respuesta física. Nuestro cuerpo manifiesta lo que siente, desde un dolor de estómago por la activación de nuestro sistema nervioso simpático ante un hecho estresante como una aceleración de nuestro corazón o un ligero mareo debido a la contracción muscular que sufrimos en muchas situaciones de estrés, pero no es un cuerpo enfermo, es un cuerpo que afronta y vive lo que sucede.


Entendamos que pasar de unas emociones positivas a otras incómodas y desagradables no se debe a que nos pusimos enfermos, es porque producimos tantas ideas, tantas interpretaciones subjetivas sobre los hechos, anticipamos tantas posibilidades que dejamos de vivir el presente y la realidad para pasar a vivir una experiencia irracional, subjetiva y totalmente controlada por nuestras emociones, pero de forma descontrolada y compleja. ¿Por qué llegamos aquí?, Porque no nos enseñaron a sentir, estaban tan inmersos en la búsqueda constante del bienestar y la mejora rápida de la salud para sentirnos bien que se olvidaron que el mejor antídoto para sentirse bien era aprender a sentir. Las emociones nos hablan y hay que saber escucharlas. Nuestros pensamientos no solo son involuntarios e inconscientes, también pensamos de manera consciente y nos dirigimos, nuestro cuerpo se autorregula y se estabiliza a través de recursos propios que debemos aprender a utilizar.


Es decir, todo tú es tan sofisticado, tiene tantas cualidades y recursos que si sabes utilizarlos eres capaz de adaptarte a cualquier acontecimiento vital. Recuerda de dónde procedemos, a qué nos hemos enfrentado desde que el hombre es un ser pensante, mira todo lo que hemos llegado a alcanzar. Quizás ahí esté la cuestión, que nos hemos acomodado tanto que nos olvidamos de ser humanos, nos olvidamos de nuestra esencia. Vivimos de manera tan confortable, queremos todo tan inmediato, tan fácil, que nos hemos olvidado de lo más importante, de lo que nos hace especiales, SENTIR. Y sí, eres caduco, no eterno, por mucho que quieras estar ajeno a eso, por mucho que quieras evitar la enfermedad esta llega. Mientras que esto ocurre, ocúpate, centra toda tu capacidad en tu presente, la única opción que tienes para realmente manejar y dirigirte hacia lo que quieres. Es lo que realmente puedes gobernar y gestionar, y siempre con sus limitaciones desde la comprensión de quién eres y qué eres.


Sé que tienes muchas preguntas o puede que dudes de lo que te digo o simplemente digas que no crees en estoy. Y yo te digo, no se trata de creer o no creer, la vida es, tu cerebro es lo que es y tu cuerpo responde como sientes, no hay más. Solo queda comprenderlo, entenderlo y que hagas uso de lo que eres de una manera consciente, buscando la integración y evolución de una manera efectiva y capaz. Aprender a ser flexible, autorregular tus emociones desde ti, buscar soluciones adaptativas desde el afrontamiento y no evitar la experiencia. En definitiva, y para terminar, haz lo que mejor hemos hecho siempre: PRACTICA LA VIDA.